APERREAMIENTO
Diccionario de los elementos constitutivos de los glifos
Investigación: Perla VALLE (DE-INAH)
Tratamiento de imágenes y registro de datos: Rossana CERVANTES (INAH)
Voz: Alfredo RAMIREZ CELESTINO (DL-INAH)
Análisis lingüístico del vocabulario náhuatl: Carmen HERRERA (DL-INAH)
BNF. 374. Manuscrito del aperreamiento. Suplicio ejecutado por medio de perros de presa. Suplicio de los caciques.
Introducción.
Durante la conquista y colonización del territorio de Nueva España y áreas aledañas, se llevaron a cabo ejecuciones ilegales de indígenas nobles y de la población común, no obstante que las ordenaron conquistadores con diferentes cargos oficiales, civiles y militares. Entre esas prácticas de justicia al margen de la ley, denunciadas en diversas fuentes del siglo XVI, son raros los casos documentados de aperreamiento, este códice es uno de ellos. Sin duda fueron acciones carentes de validez jurídica contra los pueblos indíos, al margen del derecho castellano aplicado en Indias desde el descubrimiento.
A pesar que este órgano legal conservaba aspectos de su carácter medieval, la Corona mostró interés por emitir normas más justas que se adaptaran a las condiciones de los territorios conquistados y, con ello, se redujera la resistencia al sometimiento español. Con frecuencia se recomendó a las autoridades locales dar buen trato a los indios, se emitieron normas con ese fin y en las llamadas Leyes Nuevas de 1544 se manifestó esa tendencia general ( Vasco de Puga, Cedulario de la Nueva España, Centro de Estudios de Historia de México, Condumex, edición facsimilar, México, 1985, folios 72v., 1532; fol. 125, 1551; fol. 134, 1552).
Las formas de ejecución legales efectuadas en la metrópoli, se consideraban de varios niveles, primero para los acusados de delitos muy graves eran: la decapitación para los nobles y la horca para los villanos o vasallos; así como, otros delitos se castigaban con el garrote, o la quema en la hoguera usada por la inquisición. Las penas aplicadas a faltas consideradas de menor gravedad, fueron la mutilación de un miembro, con frecuencia el pie o la mano, o los azotes y la tortura del cepo. (García Gallo, A. «Génesis y desarrollo del derecho indiano», Estudios históricos jurídicos, México, 1987; Muro Orejón, A. Lecciones de historia del Derecho Hispano- Indiano, México, 1989; Weckmann L., La herencia medieval de México, El Colegio de México, II vols., México, 1984)
Los antecedentes de la ejecución de hombres por medio de perros, según algunos autores, se localizan en Europa, en sus inicios sólo fue una práctica de cacería, pero también se usó en tácticas de guerra durante la Edad Media. Para la aplicación de este suplicio se cruzaban razas de perros de presa bravos y muy fuertes como alanos, dogos y mastines- que se entrenaban para atacar y despedazar hombres.
Es sabido, que en España era común el uso de perros amaestrados con ese fin, que también participaban en la guerra, y se tienen algunas noticias sobre ésta práctica contra la población indígena desde los primeros combates de la conquista efectuados en América. Sin embargo, nunca se consideró legal como forma de ejecución dentro del orden jurídico de la época, y las ejecuciones de indios por medio de perros durante la conquista, sólo se conocen por datos eventuales y dispersos, tanto en fuentes europeas como en documentos y códices indígenas. Después de la caída de Tenochtitlan y Tlatelolco, determinó Hernán Cortés que establecería en Coyoacán la sede temporal de su gobierno y por lo tanto, donde se encarcelaba a personajes de diferentes jerarquías, se les aplicaban torturas terribles -como fue el caso de Cuauhtémoc- y se ajusticiaba a los prisioneros que no accedían a las demandas del conquistador. En los Anales de Tlatelolco se denuncian eventos relacionados con ejecuciones de gobernantes indígenas y de funcionarios menores procedentes de Xochimilco, de Tetzcoco, y de Cuauhtitlan, que fueron descarnados por perros en Coyoacán. (Anales de Tlatelolco y Códice de Tlatelolco, Ediciones Rafael Porrúa, México, 1980, pp. 76) El historiador tetzcocano Fernando de Alva Ixtlilxochitl afirma que cuando los señores mexicanos sobrevivientes de la guerra se enteraron del tormento sufrido por Cuauhtémoc, se amotinaron indignados contra Cortés, y: «fueron presos los más culpados, y fueron muchos de ellos sentenciados a muerte, unos ahorcados y otros les echaron los perros que los despedazaron...» (Alva Ixtlilxóchitl, Fernando, Obras Históricas, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, 1975, vol. 1, p. 484).
En el interrogatorio del Juicio de Residencia de Pedro de Alvarado llevado a cabo en 1529, la pregunta número XIII se refirió a su incursión en territorio de Oaxaca, para establecerse en Tututepec, donde obligó a los indígenas a darle tributos en oro, y a los que se negaron «les hacía aperrear por dos perros bravos», ya fueran señores o principales. Varios testigos confirmaron este cargo que consideraron que era un hecho público y notorio. En este caso el aperreamiento se consideró delito que debía de consignarse, entre otros, a los que se dió más importancia, como la evasión de pago del quinto real del oro, sustraído a los indios. Pero, en este caso, no fue de mayores consecuencias y quedó impune el delito cometido por Pedro de Alvarado, a quien se comprobó que había ordenado varias ejecuciones por aperreamiento. (Ramírez, José Fernando, Proceso de Residencia contra Pedro de Alvarado, Impreso por Valdés y Redondas, México, 1847)
Pocos años antes, el historiador Antonio de Herrera consignaba otra modalidad de aperreamiento como táctica bélica contra los mijes de Oaxaca, practicada en 1526 en uno de los intentos de pacificación de su territorio durante el gobierno del licenciado Marcos de Aguilar. Con ese motivo se envió a Gaspar de Pacheco al mando de un ejército numeroso de indios y de españoles, provistos de caballería y de perros de presa adiestrados para atacar, matar y devorar indios. El territorio montañoso de la Mixteca alta favorecía la defensa de los indígenas que se refugiaban en las partes más elevadas, donde no podían desplazarse los caballos, pero aún allí eran olfateados y atacados por los perros. Causaban enorme terror a la población de la región, no había un lugar seguro donde se resguardaran de mastines y dogos, porque perseguían y atacaban a todos los habitantes sin distinción de edades. Sin embargo, Pacheco no logró vencer a los mijes en esta ocasión y su conquista tuvo que posponerse ( Antonio de Herrera y Tordesillas, A., Historia General de los hechos de los castellanos en islas y tierra firme del mar océano, Década IV, Libro IV, Capítulo VII; Riva Palacio, V. , «El Virreinato», en México a través de los siglos, vol. III, Editorial Cumbre, México, 1962, pp. 157- 158).
En territorios del occidente de México, entre 1530 y 1538 se realizó la conquista de Nueva Galicia encabezada por Nuño de Guzmán, que fuera censurada por la crueldad de los procedimientos usados para sujetar a los indios y pacificar la región. Entre otros testimonios se conoce el de Pedro de Carranza, que en su crónica informa que este conquistador amenazaba a los señores indígenas con el perro que siempre lo acompañaba, para que le dieran tributos en oro. Otros cronistas también informaron sobre varias tácticas criminales contra los indios, realizadas por Nuño de Guzmán y subalternos, sobre todo el herraje en el rostro de los esclavos y la cacería con perros de presa de los indios que huían a las sierras. (Islas Jiménez, C. «Metalurgia prehispánica y colonial en el oeste de la Nueva Galicia», INAH, col. Rescate 8, Tepic, 2000; Marín Tamayo, F., Nuño de Guzmán, Siglo XXI editores y Difocur, México, 1992).
Un documento trascendente en este sentido, fue la conocida carta del obispo Fray Juan de Zumárraga, dirigida a Carlos V en 1529, donde le expuso aspectos de la verdadera situación de la Nueva España y del comportamiento de varios funcionarios. Entre otros temas se refirió al caso del hermano del oidor Delgadillo recién nombrado justicia mayor en Oaxaca, a donde llevó consigo perros lebreles que en el camino «por pasatiempo, los echaban a los indios para que los mordiesen...» acusación que comprobó con algunos testigos. En fecha próxima el rey había conferido a Zumárraga la misión de protector y defensor de los indios, por lo que le interesaba informar al mandatario sobre asuntos relacionados con ese problema. («Carta a su Majestad, del Electo Obispo de México, D. Fr. Juan de Zumárraga, 27 de agosto de 1529» en Joaquín García Icazbalceta, Don Fray Juan de Zumárraga, Primer Obispo y Arzobispo de México, Editorial Porrúa, p. 200, México, 1988)
En un estudio documental coordinado por el doctor Mario Humberto Ruz, se da a conocer el juicio de Alonso López, alcalde español de la Villa de Santa María de la Victoria, en Tabasco. Por órdenes de la Real provisión de 1541, la Real Audiencia entregó al procurador de naturales de la Provincia de Cotzacualco, la denuncia de los crímenes cometidos por el alcalde a la que debía darse curso. El fiscal la sintetizó en 16 cargos que fueron presentados, uno de los mas graves fue el aperreamiento de varios indios y del cacique del pueblo de Amatitan. La sentencia fue desfavorable a Alonso López, y no obstante que apeló ante las autoridades tuvo que asumir el castigo. (Ruz, Mario Humberto, Coordinador, et. al., El magnífico señor don Alonso López, alcalde de Santa María de la Victoria y Aperreador de indios (Tabasco, 1541, UNAM, Plaza y Valdés Editores, México, 2000)
Fray Diego Durán en el Capítulo LXXVIII de su obra histórica, se refiere a la etapa posterior a la conquista de México, menciona la reconstrucción de la ciudad, y la búsqueda del legendario tesoro de Moctezuma, y a este respecto afirma que Hernán Cortés aperreó a muchos indios para obtener información sobre el lugar donde estaba el oro. Líneas adelante agrega el autor que durante el viaje de Hernán Cortés a Honduras, muchos indios fueron aperreados después de la ejecución de Cuauhtémoc y de los señores nobles que lo acompañaban. (Durán, Fray Diego, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de tierra firme, Introducción: José Rubén Romero y Rosa Camelo, Banco Santander, Impreso en España, 1990, vol. 1, p. 342). Por último, debe mencionarse que durante la expedición encabezada por el virrey don Antonio de Mendoza a la Nueva Galicia en 1541, después de la llamada guerra del Mixtón, "hizo ahorcar y mutilar, lapidar y herrar por esclavos a muchos de sus prisioneros y mandó aperrear a algunos" de ellos, según lo consignó en su relación don Francisco de Sandobal Acazitli, cacique de Tlalmanalco en la provincia de Chalco, quien tomó parte en dicha expedición (Riva Palacio, V. México a través de los siglos, 1962, vol. III, p. 271)
Son pocos los códices coloniales conocidos donde se han registrado escenas de aperreamiento:en el Códice de Cuauhquechollan, Hilda Aguirre Beltrán identificó una de ellas como parte de una acción de guerra entre grupos indígenas enemigos y conquistadores españoles, que puede corresponder a alguna de las campañas de pacificación de las zonas montañosas de Oaxaca, emprendidas por el gobierno colonial, sin embargo es posible que se expongan otras hipótesis a este respecto. Por lo que se refiere al Códice Florentino, en el Libro Duodécimo de la Conquista Mexicana, como parte de la narración gráfica se pintaron algunos perros relacionados con soldados españoles, y en el texto alfabético dice que precedían a los escuadrones en su marcha, pero no se muestran como perros de ataque, en las láminas 21v. y 22r. Asimismo en el Códice Entrada de los españoles en Tlaxcala, se ven parte de las figuras de dos perros que marchan junto a los músicos y abren la fila de soldados, pero son de raza diferente de los mastines o los dogos. (Códice Florentino, Biblioteca Medicea Laurenziana y AGN, Editorial Giunti Barberà, 3 vols., Florencia, 1979; Códice Entrada de los españoles en Tlaxcalla, Tlaxcala, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, 1966)
En la Relación de Michoacán hay una referencia escrita en el Capítulo XXIX, sobre el aperreamiento de varios nobles tarascos acusados de haber flechado a un intérprete llevado por los españoles a Michoacán; el bachiller Ortega, funcionario encargado de impartir justicia ordenó ejecutar a los supuestos culpables por ese procedimiento ilegal. Además, el Lienzo de Chontalcoatlan, códice procedente del actual estado de Guerrero, es una copia sobre textil de algodón de un original del siglo XVI, fechada en 1842; presenta un formato rectangular y sobre el lado izquierdo de su plano inferior se pintó una escena imaginaria de aperreamiento, sobre el mismo plano inferior pero del lado derecho, se escribió un texto en náhuatl que se refiere al mismo caso de aperreamiento de los tlatoque de Cholula ocurrido en Coyoacan, que fuera ordenado por Hernán Cortés para castigar a los gobernantes indígenas que se negaron a obedecer sus órdenes. El estilo de las imágenes es europeo, muy distinto del Manuscrito del aperreamiento y no tiene relación con la temática del resto del lienzo, pero es significativo que se mantuviera la memoria de este hecho entre la población indígena. (Glass, John B. y Donald Robertson, «A Census of Native Middle American Pictorial Manuscripts», Handbook of Middle American Indians. Guide to Ethnohistorical Sources, Part Three, vol. 14, University of Texas Press, Austin, 1975; La Relación de Michoacan, atribuida a Fray Jerónimo de Alcalá, estudio de Francisco Miranda, Fimax Publicistas Editores, Morelia, Michoacán, México, 1980; Barreto Mark, Carlos, «El Mapa ¿Coatlán del Río?», en Arqueología y Etnohistoria del Estado de Guerrero, INAH, Gob. del Edo. de Guerrero, 1986, pp. 333- 342; Blanca Jiménez, y Samuel Villela, Historia y Cultura Tras el Glifo: Los Códices del Estado de Guerrero, INAH, Col. Obra Diversa, México, 1998)
Con base en las referencias anteriores, es posible considerar que la ejecución de indígenas por aperreamiento se practicó en parte extensa del territorio de la Nueva España, sobre todo durante las primeras décadas coloniales, ya que al establecerse el virreinato se empezó a tratar este delito en los tribunales de justicia, no obstante que el responsable de ordenarlo fuera un personaje poderoso, o se tratara de un funcionario importante. En el proyecto de nación de la Corona española no podían admitirse prácticas criminales ejercidas por las propias instituciones de gobierno contra la sociedad indígena, al margen del Derecho castellano construido y ejercido a través de tan largo tiempo.
El Manuscrito del aperreamiento registró la ejecución de siete indios nobles de Cholula, ordenada por Hernán Cortés en Coyoacán durante 1523, según se indica en un breve texto en náhuatl escrito en el plano inferior del propio documento; también se afirma que el Manuscrito se pintó 41 años después de la llegada de Cortés a México, es decir en 1560.
Es sabido que éste no fue un hecho aislado y como se mencionó antes, en los años siguientes a la derrota de Tenochtitlan, se efectuaron persecuciones y castigos contra la nobleza indígena en varias regiones mesoamericanas con diferentes fines, en particular para obtener tributos en oro, controlar las rebeliones y condenar la traición y las herejías. En este caso se sabe que los nobles procedían de Cholula, capital indígena localizada en la región trasmontana de los valles de Puebla y Tlaxcala, de antigua ocupación prehispánica donde se establecieron grupos de origen tolteca chichimeca, procedentes del norte de la Cuenca de México; Cholula se llegó a considerar ciudad sagrada, heredera de la antigua Tula Xicocotitlan de los toltecas, y se le reconocía el mérito de permanecer independiente del dominio de la Triple Alianza hasta la conquista española.(González Hermosillo, F., «De tecpan a cabecera. Cholula...», en Dimensión Antropológica, vol. 33 INAH, México, 2005)
En 1519, la ciudad de Cholula estaba organizada en cuatro tlatocayotl o señoríos: Tecama, Mizquitlan, Texpolco y Quauhtlalpan, a su vez integradas por complejas unidades territoriales, pero con las modificaciones coloniales y la imposición del cabildo indígena, las alteraciones fueron considerables. A mediados del siglo, en la «Suma de visitas de los pueblos» se registraron las seis cabeceras que integraban Cholula con sus respectivos barrios o calpulli, que se confirman en la carta de «Petición de los macehuales de Cholula», donde se agregaron a los nombres originales en náhuatl, los de aquellos santos cristianos a que estaban consagrados, en la siguiente lista: San Miguel Tecpan; Santiago Izquitlan; San Juan Texpolco, Santa María Quauhtlan; San Andrés Collomochco y San Pablo Tlayllochoyan. Esta última relación de los llamados barrios de Cholula forma parte de los documentos publicados con el título de Sobre el modo de tributar de los indios de Nueva España a su Majestad, escritos entre 1561 y 1564; es posible que sea el documento de fecha más cercana a la elaboración del Manuscrito del Aperreamiento y los nombres de los barrios de San Pablo, San Andrés y Santa María que se mencionan relacionados con los tlatoque en espera de la ejecución, correspondan a la misma nomenclatura.(Historia tolteca Chichimeca, Kirchhoff, Paul, Lina Odena Güemes, Luis Reyes García,INAH, México, 1977; González Hermosillo, Francisco, «De tecpan a cabecera, Cholula o la metamorfosis de un reino soberano naua...» en Dimensión Antropológica, año 12, vol. 33, INAH, México, enero-abril, 2005; El Códice de Cholula, estudio de F. González Hermosillo y Luis Reyes, INAH, Edo. de Puebla, CIESAS, Editorial Miguel Angel Porrúa, México, 2002)
La propuesta del historiador José Fernando Ramírez, en su estudio pionero, sobre varios aspectos del Manuscrito del Aperreamiento, es muy valiosa porque se bazó en la reproducción del documento, pintado, tal vez, a la vista del original, con algunos señalamientos interesantes. Pero en cuanto a las fechas que propone para su elaboración, sin tomar en cuenta la información del propio códice, son muy discutibles, así como los acontecimientos no serían congruentes con el contexto histórico que los relaciona y sería imposible justificar la participación de algunos personajes, que para entonces ya habíam muerto, que se representaron en la lámina tomando parte en alguna escena. Por el momento quedan planteados los probables objetivos relacionados con este Manuscrito en diferentes temporalidades, en cuanto a los hechos que registró ocurridos alrededor de 1523 y a las razones que motivaron su elaboración en 1560. Con los antecedentes revisados es posible suponer que Hernán Cortés recurriera a la ejecución por aperreamiento de los tlatoque de Cholula como castigo ejemplar por delitos supuestos o cometidos por ellos, entre los que se pueden enumerar: negarse a pagar tributos en oro, cometer idolatrías o conspirar y perpretar traición contra el reino, crímenes que no requerían de juicio previo para dictar y ejecutar la sentencia.(Ramírez, José Fernando, Proceso de Residencia contra Pedro de Alvarado, Impreso por Valdés y Redondas, México, 1847)
Descripción Manuscrito del Aperreamiento (BNF 374)
Este códice se pintó sobre una hoja de papel europeo, de 31 x 43 cms.; se aplicaron los colores: rojo, verde, amarillo, gris y negro, sobre la superficie del papel sin imprimatura, es decir, que carece de una base de pintura blanca.
Muestra tres dobleces horizontales y uno a la vertical en el centro de la hoja; se observa cierto deterioro del papel en torno a ellos y en general numerosas arrugas, cuarteaduras y aun pérdida de fragmentos del soporte que fueron sustituidos con otro papel en las orillas superior, inferior y lateral izquierdo, que dificulta, pero no impide, la lectura de losconjuntos de personajes, de glifos y del registro alfabético.El espacio de la lámina se organizó en cuatro planos horizontales y uno vertical, donde se distribuyeron las imágenes y las glosas breves que completan la narración gráfica; pero con el fin de codificarlos y describirlos se han marcado tres zonas: Zona A, comprende los tres primeros planos horizontales; la Zona B consiste en el único plano vertical que va de uno a otro lado, a lo largo del margen derecho de la lámina; y la Zona C contiene el cuarto y último plano horizontal.
Zona A
La Zona A se inicia con una breve escena formada por dos personajes que presiden las escenas siguientes. La primera figura es « Malinalli «, Marina o ‘Malinche’ (374_A _01), con el nombre alfabético de Marina arriba de su cabeza; era hija de señores «de pueblos y vasallos», decía haber nacido en el pueblo de Painalá de la región de Cotzacoalco, actual estado de Veracruz. Formó parte de un grupo de mujeres que junto con objetos valiosos se dieron como obsequio a Cortés y sus capitanes, al pasar por Tabasco en su viaje hacia México Tenochtitlan en 1519. Fue compañera e intérprete de Hernán Cortés durante la empresa de conquista y en los primeros años en que el Marqués permaneció en Coyoacan. ( Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, edición crítica de Carmelo Sáenz de Santa María, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid, 1982, Cap. XXXVII, pp. 69,70. Martínez, José Luis, Hernán Cortés, UNAM, FCE, México, 1997, pp. 825,826)
La imagen de Marina (374_A_01) es de cuerpo entero pintado con las proporciones occidentales que estiman el tamaño de la cabeza menor a la proporción indígena que repesenta la cabeza de mayor tamaño en relación al cuerpo humano, está de pie en posición de tres cuartos, pero su rostro de facciones poco indígenas se muestra de perfil y lleva el pelo largo peinado en mechones entrelazados que luce sujetos en la nuca, a semejanza de los tallos de la hierba «malinalli» , que es su glifo antropónimo. Mantiene ambos brazos abiertos al frente, y en la mano izquierda sostiene el rosario del que cuelga una cruz; viste un huipil amplio con dos aberturas a ambos lados para sacar los brazos; esta prenda fue confeccionada con un textil listado de rojo sobre fondo blanco, muestra un remate rectangular sobre el pecho y otro en la orilla inferior del huipil, formado por una franja azul de la que cuelgan grandes flores amarillas sobre la falda o enagua –llamada «cueitl « en náhuatl - que se prolonga hasta los tobillos; en lugar de sandalias o huaraches - «cactli» en nahuatl - y calza zapatos cerrados de color negro.
En relación espacial con la primera figura se pintó a Cortés (374_A_02), un poco diferente a los retratos más conocidos del conquistador, con su título y nombre: marqués don Hernando Cortés, pero carece de glifo antropónimo; en este códice se trazó de cuerpo entero conforme a los cánones europeos, como el resto de los personajes, y se muestra de pie en posición de tres cuartos, con los brazos flexionados al frente tocándose la punta de varios dedos de ambas manos. El conquistador luce el rostro de perfil, barbado y con bigote, y también es evidente que porta la indumentaria propia de un personaje de su alta jerarquía, esta consiste en: una especie de casaca carente de mangas, con un gran cuello que se agranda hacia la espalda, y más bien podría tratarse de una «loba» - vestidura larga, de los hombros a los talones- abierta al frente y a los lados, que a Cortés le llega abajo de las rodillas; la tela es de color café con dibujos vegetales en negro, y puede apreciarse que está ribeteada con otro material, tal vez piel, de color más claro. Esta prenda se llevaba sobre el resto de la ropa, por lo que las mangas son de otro color y tipo de tela, correspondiente a un ropaje interior; es notable el sombrero con que se cubre, de color negro con ala amplia y copa baja, luce adornado al frente con una gran pluma levantada con la punta enroscada de color café claro. Ambos personajes, Marina y Hernán Cortés, al dirigirse hacia el grupo de señores indígenas encadenados a la espera del suplicio, manifiestan una actitud austera y doña Marina muestra en alto el rosario con la cruz a la manera de los evangelizadores, como si se tratara de un juicio por idolatría.
El segundo plano: es a la vez la escena central del códice, se inicia con un personaje español anónimo ( 374_A_03) en funciones de verdugo, se pintó visto de perfil derecho, presenta el rostro barbado y con bigotes largos a ambos lados de la boca; viste un jubón rojizo de mangas largas abullonadas, que está ceñido en la cintura y se alarga con un faldón tableado. Las calzas, especie de calzones amplios y plegados, son de color verde muy diluido, con estampado de línea negra en espiral, pero están incompletas ya que faltan la pierna izquierda y la parte correspondiente de las calzas. Es probable que se deba a una rotura del soporte que se remendó con un fragmento de otro papel, pero se perdió parte del dibujo; la pierna visible está cubierta por media negra y calza zapato cerrado también negro. Este personaje (374_A_03) sostiene con ambas manos el extremo de una cadena de eslabones negros (374_A_04), sujeta en el otro extremo al collar del perro amaestrado para atacar (374_A_05) de gran tamaño, mastín o dogo de pelambre negro que corresponde a la descripción antes señalada; la bestia se pintó apoyada sobre las patas traseras y con las delanteras desgarra las manos atadas de la víctima y clava las fauces en su garganta que se cubrió de sangre con el ataque mortal controlado por el verdugo.
El título del personaje ejecutado (374_A_06) puede leerse en escritura alfabética un poco arriba de su cabeza: «tecpan» « micqui» « tlalchiach» «teotzin «, traducción: «Tlalchiachteotzin»murió en el palacio. Este personaje de alta jerarquía, era la autoridad religiosa dual junto con el sacerdote «Aquiach « y ambos gobernaban Cholula. Muñoz Camargo menciona las traducciones de estos nombres: / «Aquiach « , el mayor de lo alto y «Tlalchiach» , el mayor de lo bajo; en la Relación Geográfica de Cholula , se agrega que el primero tenía por insignia un águila y el segundo al tigre y cuando morían, los señores que los sucedían en los cargos de sacerdotes heredaban sus nombres y armas; su poder era de tal magnitud que los tlatoque cuando heredaban el señorío acudían a Cholula para que los dos sacerdotes los confirmaran. (Muñoz Camargo,Diego, Historia de Tlaxcala, (Ms. 210 de la BNF), paleografía e introducción de Luis Reyes, edición del Gob. de Tlaxcala, CIESAS y Universidad Aut. de Tlaxcala, México, 1998, pp.207. Relaciones Geográficas del siglo XVI. Tlaxcala, edición de René Acuña, UNAM, México, 1985, pp. 129, 130,131)
Estas autoridades que tenían antecedentes en la cosmogonía prehispánica, reflejada en la organización social y política de pueblos nahuas, con los cambios coloniales tendieron a desaparecer, sin embargo, en Cholula estaban vigentes cuando se realizó la ejecución de los «tlatoque», alrededor de 1523. La ejecución del Tlalchiach (374_A_06) debió tener repercusiones muy negativas para los cholultecas, de tal manera que permaneció en la memoria colectiva y les permitió pintar este documento 37 años después. (González Hermosillo, F., «De tecpan a cabecera, Cholula o la metamorfosis de un reino...»en, Dimensión Antropológica, año12, vol. 33, 2005, pp. 34, 35)
En la representación del «Tlalchiach» (374_A_06) y de otros personajes indígenas de este códice, se observa la influencia occidental en trazos y proporciones, pero se nota cierta tendencia a pintar un poco más grande la cabeza en relación al cuerpo como en la gráfica prehispánica. Este personaje se pintó de pie, con el cuerpo en posición de tres cuartos y cabeza y rostro de perfil; en el pelo erizado por el dolor y el espanto del ataque recibido se sostiene el «quetzal tlalpiloni « adorno de la cabeza para atar los cabellos con dos borlas amarillas y un manojo de plumas verdes de quetzal , que sólo lo usaban los señores de mayor jerarquía.
Tercer plano Zona A . En este espacio se pintó el topónimo de Coyoacan (374_A_07) lugar donde se estableció el cuartel de Hernán Cortés y se ejecutó a los « tlahtoque». Es un glifo compuesto por varios elementos, una base irregular formada por peñascos color gris de diferentes tamaños, con cierta elevación en el centro, semejante a un cerro, o al glifo del «altepetl», pueblo o ciudad y en el extremo derecho se destaca una roca mayor. Estos elementos no se leen, pero pueden referirse al cercano pedregal que formaba parte de Coyoacan. Sobre el punto más alto de la base se yergue la figura de un coyote (especie: Canis latrans) sedente sobre sus patas traseras, visto de perfil izquierdo muestra la lengua roja fuera del hocico y la pata delantera apoyada en la trasera; orejas y cuerpo se pintaron de gris más oscuro que el resto del cuerpo y por detrás puede verse parte de su cola peluda. Arriba y a la derecha del coyote se anotó la siguiente glosa: « in momiquilique coyohuacan tlatoque chicomen>, Traducción: «fueron siete los « tlahtoque» que fallecieron en Coyohuacan».(Molina, Fray Alonso de, Vocabulario en lengua castellana y mexicana...editorial Porrúa, México, 1970)
Zona B
La Zona B abarca la superficie vertical que se extiende entre los lados superior e inferior a lo largo del lado derecho de la lámina, es un solo plano donde se pintaron los seis señores de Cholula distribuidos en fila como prisioneros sujetos a una larga cadena (374_B_13). Se inicia en el extremo superior de la cadena con la imagen del primer personaje, a cuyo costado derecho se pintó una espada con la empuñadura a la altura de sus brazos atados, está desenvainada mostrando su hoja recta en posición vertical, con la punta hacia abajo(374_B_01). La espada española es el glifo topónimo del barrio de San Pablo Tlayllochoyan perteneciente a Cholula, esta lectura del nombre de lugar se debe a que esa arma simbolizaba la muerte de san Pablo, representación con la que se escribió el mismo nombre de varón en otros códices cloniales. Se supone en textos cristianos que el santo, después de una ardua labor evangelizadora, fue apresado en Roma y murió decapitado por espada, de ahí la relación con esa imagen; la lectura se confirmó con una glosa cercana en escritura alfabética donde se aclara que se trata del barrio de San Pablo. Sin embargo, no se debe descartar la posibilidad de que la espada sea el glifo antropónimo del personaje que porta esa arma y que hubiera la coincidencia de que se llamara igual que el barrio.
El «tlatoani» relacionado con la espada ( 374_b_02) no tiene glifo antropónimo, pero sabemos por la glosa cercana que se llama «Mecitli»; su cuerpo está representado de frente, con las manos atadas, las piernas un poco separadas y la cabeza de perfil; porta sólo un «maxtlatl» de color café claro con un remate de color contrastante y calza sandalias de color negro. Lleva el pelo ondulado con un breve copete al frente, y en la nuca luce el atado de pelo con el «quetzal tlalpiloni «con dos borlas amarillas y el manojo de plumas de quetzal, semejante al que muestra el «Tlalchiach» ; además este personaje porta un collar de cuentas esféricas con una flor en el centro, que por su color amarillo podría ser de oro.
La glosa escrita arriba del primer personaje dice: ‘San Pablo’ « tlatoque omentin tecohtli Mesitly tecohtly tecamecatl «. Traducción: ‘Son dos los « tlahtoque «de San Pablo el «teuctli Mecitli « y el «teuctli Tecamecatl».
Este último es el señor «Tecamecatl», pero en realidad ese nombre es un gentilicio, se refiere al que procede o que nació en Tecama . Además el glifo de su nombre se pintó atrás de su cabeza y consiste en un ratón común «quimichin» en nahuatl (374_b_03) visto de perfil con la cola levantada, en posición sedente sobre las patas traseras; es color gris oscuro en el lomo y ceniciento en el resto del cuerpo Es probable que el nombre del / « tecamecatl « sea: Quimichtzin»
La imagen del este personaje (374_b_04) es semejante a la del señor « Mecitli « , el cuerpo visto de frente con las manos atadas y las piernas separadas; cubierto sólo por el / « maxtlatl « , lleva la gargantilla con la flor en el centro; la cabeza de perfil con el pelo ondulado y engalanado con el « tlalpiloni «, enorme atado de plumas de quetzal con sus dos borlas amarillas. Sobre el glifo antropónimo del tercer personaje está la siguiente glosa: «Sanct andres tlahtoque quauitzcuintzin ynic ome yscouamani yniquey couapisqui.»Traducción: Los «tlahtoque « de San Andrés son «Quahuitzcuintzin «, el segundo es»Itzcohuamani « y el tercero, «Cohuapixqui»
El glifo antropónimo de «Quahuitzcuintzin» (374_b_05) unido al personaje por línea de enlace, es una cabeza de perro vista de perfil, en tonos de gris y blanco, el hocico alargado mostrando la lengua rojiza, el ojo pequeño y las orejas redondeadas. La descripción del personaje (374_b_06) también es muy semejante a las anteriores, debido a que las imágenes de los «tlahtoque « no presentan diferencias formales apreciables y se identifican
por su glifo antropónimo; el «maxtlatl «, o taparrabo varía un poco en los tonos de los colores que son más pálidos que en las prendas anteriores; y si acaso varía levemente la posición de los pies. El segundo personaje del barrio de San Andrés es «Itzcohuamani « , el glifo antropónimo (374_b_07) pintado detrás de su cabeza, consiste en una representación convencional de piezas o navajas de obsidiana, que Sahagún define como «vidrio volcánico de varios colores», «itztetl « en nahuatl, el valor fónico de la primera sílaba es también la primera sílaba del nombre del «tlahtoani» (374_b_08). En la glosa correspondiente, puede leerse: « ynic ome itzcouamani «; traducción: «el segundo es Itzcohuamani « El señor «Itzcohuamani « (374_b_08) a semejanza de sus antecesores, se trazó de cuerpo entero, de pie con las piernas abiertas y con las manos atadas al frente, y también muestra la disparidad entre la posición del cuerpo y la vista de perfil de cabeza y rostro; porta un « maxtlatl « color rojizo, el collar de cuentas esféricas con la flor dorada y el gran « quetzaltlalpiloni « que amarra sus cabellos ondulados.(Molina, Vocabulario en lengua castellana y mexicana y..., 1970. Sahagún, Historia General de las cosas de Nueva EspañaPorrúa, México, 1969)
El tercer personaje perteneciente a San Andrés se identifica con el glifo antropónimo de serpiente con cascabel y lengua bífida (374_b_09), vinculado a su cabeza por línea de enlace, el reptil es de color blanquecino con rayas grises y se presenta enroscada y con la cabecita enhiesta; arriba de la cabeza del personaje y del glifo se escribió: « yniquey couapisque « ; traducción: «y el tercero, «Cohuapixque «. Este nombre sugiere la posibilidad de que sea el nombre de un cargo, o de un funcionario dedicado a reunir y organizar la mano de obra tributada. / Cohuapixque / (374_b_10), asimismo presenta una posición corporal semejante a los «tlahtoque « anteriores, con variantes leves en el color café del «maxtlatl « y en la gargantilla de flor dorada.; otras modificaciones pequeñas se ven en el « quetzaltlalpinoli « con el manojo de plumas de quetzal más angosto, y algunos detalles en el peinado onduladocon el breve copete; pero se repiten iguales los «cactli» , las manos atadas y la continuidad de la cadena.Arriba del último de los « tlatoque « se escribió la glosa siguiente: / Sancta María « « ychan Quetzalmazatzin». Traducción: «Quetzalmazatzin» era vecino de Santa María». El glifo antropónimo del personaje consiste en un elemento, la cabeza de un venado con sendas astas, vista de perfil izquierdo, se percibe una oreja poco puntiaguda, el ojo y el hocico agusado, pintados en varios tonos de gris, es posible que se trate de un venado cola blanca (374_b_11).
El personaje presenta las mismas características de los «tlahtoque» anteriores (374_b_12) posición corporal de frente, cabeza y rostro de perfil, manos atadas sobre el abdomen y piernas abiertas; porta el «maxtlatl»/, o taparrabo atado al frente con el extremo de la banda terminado con flecos en amarillo y blanco. «Quetzalmazatzin» (374_b_12) cierra la fila de víctimas al final de la cadena de eslabones negros (374_b_13).
Zona C
Esta zona abarca la mayor parte del espacio del plano inferior de la lámina, desde la orilla izquierda de la hoja hasta la Zona B; y de la orilla inferior hasta la Zona A. Su lectura y descripción se hizo de izquierda a derecha y de arriba abajo, empieza con el nombre del primer personaje en escritura alfabética: Andrés de Tapia, capitán cercano a Hernán Cortés, distinguido conquistador, participó en la caída de México Tenochtitlan, y en variascampañas de conquista, y desempeñó cargos importantes en el gobierno de la ciudad de México; fue el primer encomendero de Cholula. (374_c_01)
La representación de Andrés de Tapia, forma parte de una escena en la que participan dos personajes indígenas, a ambos lados de un texto en nahuatl. Pero, se debe aclarar que se refiere a eventos posteriores al aperreamiento, no obstante que se pintaron en un espacio cercano; en el texto alfabético en nahuatl se explica la participación de Tapia y de los dos señores indígenas: «yn ihquac omicque tlahtoque chicomen nyman (¿coto?) qui tlatocatlaliTapia. Temetzin çan chicuepoualtica on catca niman noconpiloco yn Tapia»
Auh niman contlali yn don Rodrigo Xochitototzintli /
yn chololan chane | ys | quelle ma...|quelle
Traducción: Cuando murieron los siete «tlahtoque», Tapia puso como gobernante a / «Temetzin». Sólo habían pasado ocho veintenas, luego Tapia lo vino a colgar.Y luego puso a don Rodrigo «Xochitototzintli»
Eran vecinos de «Chololan».
El encomendero Andrés de Tapia se representó de cuerpo entero, (374_c_01) en posición de tres cuartos, pero la cabeza y el rostro se trazaron de perfil, luciendo la barba y el bigote ralos; lleva ambos brazos flexionados al frente, con la mano derecha sostiene la espada por la empuñadura en posición vertical, y con la mano izquierda señala con el índice en dirección a los dos personajes indígenas de Cholula. Viste jubón de color rojo, muy semejante al del verdugo antes descrito, está ceñido en la cintura, es de manga larga y faldón plegado que deja ver las calzas amarillas que completan el conjunto; lleva además medias y zapatos negros cerrados y se cubre con un sombrero de copa mediana y el ala ancha, engalanado con una pluma roja enhiesta con la punta rizada, del mismo estilo que el sombrero de Hernán Cortés.
El señor «Temetzin» (374_c_02), nombrado gobernador, a semejanza de otros personajes, se representó de frente, con la cabeza y rostro de perfil, luce una barba escasa poco visible, ambos brazos flexionados al frente y piernas abiertas; su indumentaria consiste sólo en una manta roja anudada al cuello y «maxtlatl» o taparrabo; va descalzo y la cabeza descubierta carece de ornamentos, pero lleva el peinado, semejante al usado por los «tlahtoque «, con el pelo ondulado y un pequeño copete. Por su actitud decaída, parece recibir del encomendero (374_c_01) su destitución y condena; un poco arriba de su cabeza se pintó el glifo de su nombre.
El antropónimo de «Temetzin» (374_c_03) consiste de un elemento, la planta del maguey «metl» en idioma náhuatl. El maguey muestra en la base las pencas de color verde unidas en el centro, con las puntas hacia arriba y del centro nace una especie de caña con pencas pequeñas o más tiernas y alargadas, es posible que se trate de una especie de maguey en particular o una etapa de su crecimiento.
El último personaje de la Zona C y de este documento, es « Xochitototzintli « (374_c_04) nombrado por el encomendero sucesor de «Temetzin» (374_c_03). Las características formales de este funcionario se asemejan al anterior, pero son diferentes en algunos aspectos de los siete «tlahtoque « ejecutados, debido a la diferencia de jerarquía social y política, como se percibe en la indumentaria y en la ausencia de elementos de poder. « Xochitototzintli» (374_c_04) se pintó de frente, en pie, con la cabeza y el rostro vistos de perfil izquierdo, y de acuerdo a las proporciones corporales seguidas en este códice, tiene los brazos flexionados al frente y las piernas separadas. La indumentaria se limita a la manta o tilma común atada al cuello y un "maxtlatl" sencillo; el personaje va descalzo y carece de joyas y ornamentos, y hasta su peinado ondulado, es un poco diferente al de los señores nobles.
El nombre alfabético de «Xochitototzintli « (374_c_04) puede leerse en un espacio por encima de su cabeza. Un poco más abajo, se pintó su glifo antropónimo formado por la cabeza de un ave (374_c_05); muestra un pico regular y un plumaje abundante de plumas largas de color negro, entre las que es difícil distinguir el ojo también negro. Con tan pocos rasgos es difícil precisar la filiación de este pájaro.En el espacio inferior de este plano, que se prolonga del lado izquierdo al lado derechode la lámina, se escribió un texto alfabético de un renglón y se registró un glifo de cuenta .El texto en náhuatl es el siguiente:
/ In acico marq[ue]s ya onpovalsivitl once asca[n] ynavhs|ivyoc y[n] ya miq[ue] tlatoq[ue]"
Traducción: "Ahora ya son cuarenta y un años que llegó el Marqués; y cuatro años después que murieron los tlàtoquê."
El glifo de cuenta se compone de numerales uno, representados por rueditas muy pequeñaspintadas en línea horizontal: se inicia con una más ocho grupos de cinco, « macuilli» en nahuatl; 1+ 8 (5) = 41 años.
o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o o-o-o-o-o
Las fechas que se obtienen con base en estas cuentas son las siguientes: Cortés llegó en 1519 , más 41 años nos lleva a 1560 que podría ser la fecha en que se elaboró este códice; además a 1519 se suman los 4 años indicados en el texto, tendríamos 1523, año en que ejecutaron a los «tlahtoque «.
Estas fechas pueden ser indicadores de los objetivos que tuvo Hernán Cortés para recurrir a este tipo de ejecución ilegal. Asimismo, podrían estimarse los motivos que justificaron la elaboración del manuscrito, sin embargo, la falta de referencias confiables, por el momento, sólo permite reflexiones aproximadas. (Molina, Vocabulario en lengua castellana y mexicana, y...editorial Porrúa, México, 1970; González Hermosillo, Fco... De tecpan a cabecera. Cholula o la metamorfosis...Dimensión Antropológica,año 12, vol. 33, México 2005 )
Nombre
aperreamiento 100 %
Número de láminas:1
Número de zonas:3
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Número de citas de los personajes:8
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Número de palabras no-expresedas, de los personajes:0
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